Jesús nos cambió el corazón y nos da el poder de contagiar el gran milagro.
Hacer sonreir al que está triste, acompañar a un abuelito que está solo, dar de comer al que tiene hambre... son los milagros de cada día.
Todo milagro supone un acto de amor.
Nosotros tenemos el poder, con Jesús, de cambiar el corazón de los demás, de contagiar ese gran milagro que empezó a hacer Jesús en la tierra, que fue cambiarnos el corazón.
Nosotros tenemos el poder, con Jesús, de cambiar el corazón de los demás, de contagiar ese gran milagro que empezó a hacer Jesús en la tierra, que fue cambiarnos el corazón.
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